Asegurar el riesgo de ingresos durante la vejez, para evitar la dependencia económica de la población al término de la etapa de actividad laboral, y el riesgo de pérdida brusca de ingresos de sus familiares directos a la muerte del titular es la función del segundo pilar en los modernos sistemas públicos de pensiones contributivas. La equidad distributiva y la sostenibilidad a largo plazo de los mismos resultan imprescindibles para garantizar su apoyo estable en los países democráticos, sin el cual los sistemas de pensiones estructurados bajo el principio de reparto no pueden subsistir. La ausencia de equilibrio actuarial o su deterioro paulatino, los shocks demográficos y el envejecimiento de la población son otras tantas amenazas al juego de restricciones que enmarcan la existencia de estos sistemas, cuyo fundamento es el equilibrio entre ingresos y gastos, actual y proyectado. En este trabajo se somete el sistema español de pensiones contributivas a diferentes pruebas de equidad y sostenibilidad, a la vista de las proyecciones disponibles, bajo distintos escenarios. Una vez detectadas las fragilidades existentes, se analiza el impacto de las últimas reformas y se propone la forma de completarlas con una batería de cuatro medidas para poner remedio a las mismas y restablecer los equilibrios a medio y largo plazo.