El tipo de policía y su relación con los escenarios de incertidumbre proclives a la violencia constituye un esfuerzo principal de este estudio. Al ser la policía uno de los grupos estratégicos más visibles y tradicionales de la estatalidad, se discute acerca de si ha tenido las competencias y capacidades necesarias para construir Estado desde abajo. Pero más importante aún, se ha examinado el perfil del policía que se requiere para gestionar las crisis, que ejerza adecuadamente su autoridad y cuente con la capacidad de tratamiento de otros eventos extraordinarios que pueden plantear serios desafíos a la gobernabilidad; por ejemplo, la probabilidad de conversión de grandes concentraciones urbanas en zonas caóticas, en las cuales la soberanía del Estado no sólo se erosionaría y sería retada, sino además estimularía la tendencia a la desintegración social y la desarticulación nacional. Para ello el prototipo policial tendría que estar dotado de una preparación basada en la versatilidad estratégica, la adopción de metodologías de trabajo anticipativo y el procesamiento inteligente del riesgo. Todo lo anterior como competencias indispensables para transitar de una mentalidad y formación profesional fundada en la realidad del mundo periférico a otra de connotación global.