A pesar de que la incorporación de la mujer al mundo laboral rompe con el principio más elemental del male breadwinner model, algunas de sus características siguen vigentes. Para abordar con más detalle esta vigencia, y a partir de la Encuesta de Empleo del Tiempo 2002-2003, el artículo compara el reparto del tiempo cotidiano que tiene lugar en las parejas de doble ingreso y el que tiene lugar en las parejas donde sólo trabaja el varón. Esta comparación permite concluir que, a pesar de que, en las parejas de doble ingreso, los hombres ya no son los únicos breadwinner ni las mujeres las únicas cuidadoras, siguen siendo los principales. Además, la aportación respectiva de unos y otras al trabajo no remunerado y remunerado es muy desigual, una desigualdad que comporta una fuerte diferencia en el tiempo de ocio. Solamente las parejas de doble ingreso de características muy concretas han conseguido cierto grado de equidad: parejas jóvenes, cohabitantes, sin hijos y que el trabajo de la mujer le aporta cierto poder adquisitivo. El simple cambio en alguna de estas categorías comporta un elevado grado de desigualdad, y es la presencia de hijos en el hogar la característica más determinante. En el caso concreto de la edad, se destaca que las parejas jóvenes son más igualitarias, no por pertenecer a una generación que acepta más fácilmente la igualdad, sino por las características asociadas a la edad, una conclusión nada esperanzadora de cara a una mayor equidad futura entre hombres y mujeres.
Although increased female labour force participation changed the dominant male breadwinner model, some of its characteristics are still firmly in place. Using data from the Time Use Survey 2002-2003, this article compares the day-to-day sharing of time in dual-earner couples and couples where only men are employed. This comparison suggests that, despite the fact that in dual-earner couples breadwinning and care-giving activities are shared, males are still generally primary earners and women the primary care providers. In addition, we find the contribution to unpaid and paid work of men and women is not equal, and this inequality also presupposes a strong disparity in leisure time. Only dual-earner couples with specific characteristics have achieved a certain degree of fairness in the sharing of responsibilities, namely young, cohabiting couples with no children, where the female partner contributes a certain level of earnings. A change in those variables leads to a higher level of inequality, with the presence of children having the most impact. In relation to age, we find that young couples are more egualitarian, not because this generation more readily accepts a norm of gender equality but because of certain characteristics related to age. Our findings offer little hope for a future with more equality between men and women.