El aumento de la importancia de otras funciones del llamado cabeza de familia distintas de la provisión economica (por ejemplo, el cuidado de los niños o la realización de las tareas domésticas) se ha producido en menor medida en España que en otros paises occidentales, si bien a nuestro país porcentajes importantes de la población de ambos sexos opinan que las mencionadas actividades han de ser compartidas por ambos miembros de la pareja. Este artículo explora algunos factores que explican esta divergencia entre actitudes más bien igualitarias y comportamientos que no lo son tanto, entre otros: la distinta posición de hombres y mujeres en el mercado de trabajo ; la carencia de habilidades, destrezas y conocimientos necesarios para realizar tareas domésticas y cuidar a los niños por parte de muchos varones, carencia que es en cierta medida el resultado de la educación recibida en sus familias de origen y de las circunstancias del inicio de su edad adulta ; las concepciones de la mayor parte de la población acerca de las caracteristicas de los quehaceres del hogar ; la extendida opinion de que el trabajo extradoméstico femenino es de menor importancia que el masculino, además de la creencia, bastante generalizada, de la importancia del cuidado materno para los niños pequeños ; y, por último, la ausencia de políticas públicas que no solo permitan sino también incentiven a los hombres a participar en el cuidado de sus hijos.