En este artículo aborda el sentido y las funciones primarias de la pacificación en el marco de la guerra de conquista del Nuevo Mundo en el siglo XVI. La pacificación a partir de su relación temprana con la guerra ha sido mal comprendida como un mero eufemismo de la violencia militar. De manera distinta, este artículo muestra cómo la pacificación adquirió un sentido y funciones propias que le dieron el carácter de una técnica suplementaria respecto de la violencia bélica. Para mostrar su carácter específico temprano, primero realizamos una exposición sobre tres dimensiones constitutivas de la guerra a la luz de la razón imperial hispana (teología, derecho y facticidad del aguerra). La pacificación comienza tempranamente a configurarse en relación con el ámbito que llamamos facticidad de la guerra, es decir, su condición material, efectiva y existencial. Así, mostramos finalmente que la pacificación articula elementos heterogéneos como las prácticas de terror, la doctrina teológica de la salvación, la sujeción política y el consenso bajo una nueva economía y una racionalidad pacificadora de la violencia colonial. Su finalidad última, en este marco histórico, fue la transformación y la corrección de una forma de vida considerada desviada respecto de los principios trascendentes del catolicismo y la razón imperial hispana, para su incorporación, con la menor resistencia, a una nueva forma de gobierno colonial.