Por medio de atentados esporádicos y sangrientos ataques, la Organización del Estado Islámico (OEI) prueba que aún existe pese a su derrota en 2019 frente a una coalición internacional. Aprovechándose de situaciones económicas catastróficas, crisis políticas o conflictos locales preexistentes, esta hidra multiforme contribuye a hacer que el yihadismo siga siendo un actor de gran relevancia en varios puntos del globo.