Aprovechando un vacío de seguridad en los territorios disputados entre el Estado central iraquí y el gobierno regional del Kurdistán, una situación socioeconómica muy degradada y los resentimientos provocados por la omnipotencia de las milicias chiíes, la Organización Estado Islámico resurge de sus cenizas y su guerrilla se expande en el centro de Irak.