Sevilla, España
Este artículo aborda la transición al mercado laboral de estudiantes y graduados no tradicionales desde las teorías sociológicas del capital cultural. Se ha empleado una metodología cualitativa con 40 entrevistas realizadas a estudiantes y graduados no tradicionales, empleadores y personal universitario. En el análisis se exploran tres temas: i) requisitos y habilidades exigidas en los procesos de selección; ii) barreras que encuentran los estudiantes y graduados no tradicionales en la inserción laboral; iii) limitaciones en los procesos de selección sobre equidad. Los resultados muestran que el acceso al empleo cualificado está limitado por formas legítimas de capital cultural y social gestionadas por los empleadores que pueden ser perjudiciales para los graduados no tradicionales. También se ha puesto de manifiesto la necesidad de mejorar el reconocimiento de los perfiles específicos de los graduados no tradicionales. Se recomienda modificar el enfoque del déficit y responsabilizar a los empleadores de la mejora de sus prácticas y políticas en materia de acceso al empleo, tomando la equidad y la justicia social como puntos de referencia éticos.
This article focuses on non-traditional students and graduates in their transition to the labour market, from sociological theories of cultural capital. A qualitative methodology has been employed, with 40 interviews conducted with non-traditional students and graduates, employers and university staff. Three themes are explored in the analysis: (i) requirements and skills demanded in the selection processes; (ii) barriers faced in the labour insertion; (iii) limitations in the selection processes regarding equity. The results show that access to skilled employment is limited by legitimate forms of cultural and social capital managed by employers, which may be detrimental for non-traditional graduates. The need to improve recognition of the specific profiles of non-traditional graduates has also become apparent. It is recommended that the deficit approach be changed and that employers be held accountable for improving their practices and policies regarding access to employment, guided by equity and social justice as ethical benchmarks.