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Oviedo, España
La sentencia del TG de 29 de septiembre de 2021, Frente Polisario c. Consejo (asuntos acumulados T-344/19 y T-356/19) ha declarado nula la decisión del Consejo de la UE, por la que se concluye el Acuerdo de pesca entre el Reino de Marruecos y la Unión Europea. La decisión, de indudable transcendencia, pero falta de efectos en razón de los recursos de casación interpuestos contra ella por el Consejo y la Comisión el pasado diciembre, plantea interesantes cuestiones tanto desde la perspectiva del Derecho internacional como del Derecho de la Unión. Respecto de este último, en concreto, el TG, basándose en la reciente Sentencia TJ en el asunto Venezuela c. Consejo, reconoce la personalidad jurídica internacional –y la consiguiente legitimación– del Frente Polisario para interponer un recurso ante las instancias jurisdiccionales de la UE, afirma su afectación directa e individualizada por la decisión cuestionada y soslaya los inconvenientes establecidos por la jurisprudencia ATAA con miras a invocar los principios del Derecho internacional en causa –la libre determinación y el efecto relativo de los tratados–. Desde la perspectiva del Derecho internacional, que ha sido una vez más decisivo en el caso, el TG confiere al Frente Polisario la condición de representante del pueblo del Sáhara Occidental y juzga su participación en el proceso de conclusión del acuerdo como fundamental, al considerar el artificio de las consultas a la población concernida –en las que no participara– como inviable para formalizar el consentimiento del pueblo del Sáhara occidental requerido por las Sentencias TJ Frente Polisario/Consejo y Western Sahara Campaign UK, relativizando además el valor conferido al célebre «dictamen Corell», hipostasiado por las instituciones de la UE para fundamentar su proceder. En cambio, pese a fundamentarse en el Derecho internacional, en la decisión no hay la más leve mención al ius cogens ni a sus indudables implicaciones en el contexto del asunto. Finalmente, el alcance último de la Sentencia está por ver. La resolución de los recursos del Consejo y de la Comisión, hará que la última palabra recaiga en el TJ, existiendo elementos en la decisión recurrida que hacen factible que éste, una vez más, sortee el formidable escollo que tiene hoy ante sí.
The GC judgment of September 29, 2021, Polisario Front v. Council (joined cases T-344/19 and T-356/19) has declared null and void the decision of the Council of the eu, through which the Fisheries Agreement between the Kingdom of Morocco and the European Union has been concluded. The decision is of undoubted importance, but its effects are hampered insofar as last December the Council and the Commission has filed appeals against it before the CJ. Anyway, the GC decision raises interesting questions both from the perspective of international law and European Union law. Regarding the latter, specifically, the gc, based on the recent CJ Judgment Venezuela v. Council, recognizes the international legal personality –and the consequent legitimacy– of the Polisario Front to file an appeal before the jurisdictional instances of the eu, affirms its direct and individual concern to the questioned decision and avoids the obstacles put by the ATAA jurisprudence to invoke the principles of international law in question – self-determination and the relative effect of treaties. From the perspective of international law, which has once again been decisive in the case, the GC confers on the Polisario Front the status of representative of the people of Western Sahara and judges its participation in the process of concluding the agreement as fundamental, ruling out the artifice of the consultations with the population concerned –in which it did not participate– as feasible to formalize the consent of the people of Western Sahara required by the CJ Judgments Polisario Front/ Council and Western Sahara Campaign UK, also putting into perspective the value of the famous «Corell opinion», hypostatized by the EU institutions to justify their actions. On the other hand, despite being based on international law, there is not the slightest mention in the decision to ius cogens in spite of its evident implications in the context of the matter. Finally, the ultimate scope of the judgment remains to be seen. The resolution of the pending appeals of the Council and the Commission, will make that the last word fall on the CJ, there being elements in the GC decision that make it feasible that, once again, the CJ overcomes the formidable hurdle that it has before at present.
