Confrontados a los sobresaltos de la economía mundial, los dirigentes políticos parecen fontaneros de dibujos animados. Carecen de herramientas con las que taponar un escape de agua, así que usan sus propias manos… pero el líquido siempre termina manando por otro lado. Deflación o burbujas especulativas, inflación o recesión, la fontanería neoliberal no repara nada, solo desplaza los problemas.