El estrés ha ido adquiriendo relevancia y reconocimiento social a lo largo del pasado siglo, asociándose de manera frecuente al desempeño del trabajo (Peiró, 2001). Son tan numerosos los trabajos que directa o indirectamente se han interesado por tal experiencia, que tan sólo en la pasada década han aparecido cientos de publicaciones para entender sus causas, naturaleza y consecuencias. Sus costes Santo individuales (malestar psicológico, burnout, etc) como organizacionales (absentismo, descenso de la productividad, etc) constituyen una de las razones que justifican tal interés (Ivancevicis y Mattesnn, 1980: Zurriaga. Martín. Torres, Luque y González, 1998). Sin embargo, y pese a que la investigación sobre el estrés continúa creciendo rápidamente, como señalan Khan y Byosiere (1992) en la actualidad es prácticamente imposible escribir sobre estrés sin observar el poco acuerdo que existe en torno a su definición. Asimismo, no siempre se hacen evidentes las claras diferencias que existen entre los términos estrés, estresor y strain.
Este artículo se ocupa de la consideración del concepto de estrés. Tras ofrecer una breve perspectiva histórica en lo que al estudio de tal experiencia se refiere, se exponen las aproximaciones definicionales o conceptuales más relevantes en este ámbito, para finalmente precisar las diferencias existentes entre los términos estrés, estresor y strain.