Razmig Keucheyan
Uno de los efectos más visibles de la actividad humana moderna también es uno de los menos observados: el cielo estrellado va desapareciendo, devorado por la luz artificial. Hasta el punto de que se establecen zonas reservadas en las que aún se puede admirar la Vía Láctea. La contaminación lumínica, más allá de sus efectos sobre la salud, plantea una pregunta a la cual deberán responder las sociedades tarde o temprano: ¿qué necesitamos realmente?