Los 100 primeros días de gobierno son un espacio de tiempo ideal para fijar la imagen del ejecutivo y, por lo tanto, deben servir para plantear acciones simbólicas que, además de marcar su mandato, contribuyan a construir la imagen del alcalde o alcaldesa. Esta es una tarea que necesariamente debe articularse a través de una narrativa que acompañe toda nuestra gestión a lo largo de la legislatura y que debe ser comunicada a la ciudadanía. Nuestra intención es presentar algunas advertencias y algunas ideas que pueden resultar de utilidad para aprovechar este periodo de “luna de miel” que se abre entre el gobierno y la ciudadanía. Es cierto que el trabajo a lo largo de la legislatura debe ser constante, pero no es menos cierto que el interés de los ciudadanos por la política aumenta en periodo electoral y se sostiene durante un tiempo una vez pasados los comicios. Una oportunidad que no conviene dejar pasar.
The first 100 days of government are an ideal time to set the image of the executive and, therefore, should serve to pose symbolic actions that, in addition to marking your mandate, contribute to build the image of the mayor or mayor. This is a task that must necessarily be articulated through a narrative that accompanies all our management throughout the legislature and that must be communicated to the citizenry. Our intention is to present some warnings and some ideas that may be useful to take advantage of this period of “honeymoon” that opens between the government and citizens.
It is true that the work throughout the legislature must be constant, but it is also true that citizens’ interest in politics increases during the electoral period and is sustained for a time after the elections.
An opportunity that should not be missed.