Cuando Matteo Salvini asumió la dirección de la Liga Norte en 2013, esta se encontraba en un atolladero, incapaz de convencer a los electores del Sur, a quienes vituperaba. Así pues, el actual ministro del Interior italiano cambió de objetivo, prefiriendo estigmatizar a los tecnócratas bruselenses y a los “inmigrantes aprovechados” en lugar de a los “holgazanes calabreses”. Esta estrategia ganadora ha transformado su partido en eje de la política italiana, y quizás de la europea.