El perfeccionamiento continuo del Sistema Nacional de Educación contempla la formación de una nueva generación política e ideológicamente desarrollada, en correspondencia con los principios marxistas - leninistas y martianos que aspiramos formar en este siglo XXI. La formación del personal docente en Cuba ha estado centrada en las ideas pedagógicas que legaron los padres fundadores de la Pedagogía, cuyo análisis se ha fundamentado en el pensamiento pedagógico de nuestro Comandante en Jefe. Un reto para la pedagogía contemporánea es la búsqueda y puesta en práctica de nuevos enfoques para incentivar la motivación profesional hacia las carreras pedagógicas y así potenciar la formación de un profesional con un alto compromiso con su profesión.
Para que la actividad de orientación y la identidad profesional pedagógica sea efectiva debe prevalecer el trabajo integrado de la enseñanza media, de manera que propicie la estimulación e interés hacia las carreras pedagógicas de forma conscientizada, armónica y vivencial, en correspondencia con el contexto histórico social concreto. Siendo la misión de esto.
“La formación de un bachiller con una sólida preparación política e ideológica en el área del conocimiento, así como una profunda convicción y amor por el magisterio y con una elevada conciencia de la necesidad de los profesionales de la educación para darle continuidad al socialismo en Cuba.” 1 Fidel Castro Ruz. Discurso pronunciado en la inauguración del curso escolar 1997--1998, en Ciudad Escolar Libertad el 1ro de septiembre de 1997. Periódico Granma, p 3.
Ello reafirma que la formación pedagógica general debe convertirse en esencia de los procesos sustantivos que se desarrollen en las escuelas pedagógica. A esto se le atribuye el papel significativo de los profesores que intervienen con estos estudiantes.
Si la educación es un proceso de aprendizaje continuo que no acontece sólo en el marco escolar, lógico es pensar que debemos prestar atención a los otros marcos sociales donde también se produce aprendizaje. Escuela, Familia, Comunidad. Tener en cuenta este principio supone en la práctica:
que la actividad orientadora debe dirigirse a modificar aspectos concretos tanto del marco educativo (dirección, organización, metodologías de trabajo, etc.), como del contexto social (empleo juvenil, formación postobligatoria, asistencia social, becas, etc.). No encontramos justificación a las posturas pasivas de aquellos orientadores que encuentran argumentos para no intervenir, por que dicen que lo que ocurre fuera de la puerta del centro educativo no es de su competencia. Para el cumplimiento de esta misión social y pedagógica, que tiene su centro en la eficiencia a alcanzar por cada colectivo pedagógico y cada maestro, es imprescindible lograr un papel de verdaderos protagonistas en nuestros educandos, representados por sus organizaciones estudiantiles y juveniles, en alcanzar una formación y disciplina consciente, con el apoyo de las demás organizaciones políticas y de masas de cada escuela. A lo que se le suma el trabajo de orientación con la familia, procurando un mayor respaldo de las organizaciones es que actúan en cada comunidad.
El fortalecimiento del trabajo preventivo y comunitario en el Sistema Nacional de Educación implicó la reflexión obligada de las razones que lo motivaron así como el dominio de los fundamentos políticos y pedagógicos que avalan su puesta en práctica.
Si bien históricamente esta labor ha estado presente en el contexto educacional y en los últimos años se ha fortalecido y se viene perfeccionando, no es menos cierto que los retos y desafíos que enfrentamos a lo cual nos referimos impone enfoques renovados y por ende métodos y estilos de dirección educacional en correspondencia con los cambios que objetivamente se producen en nuestra sociedad.
La elevación de la calidad de la educación no debe verse como episodio o cuentos a lo largo del curso escolar o la suma de varios, por el contrario debe ser un proceso ininterrumpido y permanente, de todos los días, de todo el curso y los cursos.
Para que se comprendan las reales intenciones, los objetivos y metas concretas que se desean alcanzar, hay que estar claro que los procesos que se pongan en marcha tienen que ser esencialmente políticos.
Se hace necesario en este proceso de optimización identificar los problemas principales que impiden que la elevación de la calidad de la educación avancen como un proceso ininterrumpido, sobre la base de proyectar los objetivos y metas alcanzar en sus plazos determinados, vías, formas y periodicidad de su control.
Dentro de las proyecciones está la de perfeccionar la labor educativa en las instituciones educacionales, sobre la base de que el trabajo preventivo y comunitario o sea más eficiente; a un vínculo más estrecho con la familia y la comunidad