Las revistas de consumo constituyen seguramente el medio más depauperado del mercado, tras sufrir –junto con la prensa diaria– los efectos más adversos de la doble crisis que se cierne sobre el sector: la económica, derivada del estallido de la burbuja financiera en 2008, y la del cambio de hábitos en el consumo de información y entretenimiento. La primera de ellas castiga al negocio de las editoras con menos ingresos, obligando a ajustes en productos y en estructura para hacer frente a la nueva situación. Y la segunda reduce progresivamente la venta y lectura de sus títulos, desplazados en parte por el avance de otras ofertas más competitivas a través de internet, con contenidos semejantes, mayores capacidades (como el vídeo) y gratuitos. Esa evolución se manifiesta especialmente en la última década, que tantos cambios sociales está registrando y a lo largo de la cual viene perfilándose la situación actual.