Madrid, España
Para evaluar el desempeño y la calidad de un sistema democrático hay que analizar uno de sus elementos clave: el sistema electoral. En Chile, desde las primeras elecciones parlamentarias de la postdictadura, en 1989, el proceso de designación de representantes políticos al Parlamento ha estado mediado por un sistema electoral de magnitud binominal (M=2), originado en la dictadura militar, que ha conseguido que la representación política sea desproporcional y recaiga casi exclusivamente en los dos pactos electorales mayoritarios. Un sistema que ha reducido la competencia por el poder político a una lógica bipactista. El presente trabajo repasa estos aspectos, con el objetivo de demostrar que la desmovilización del electorado, la existencia de un sistema de partidos petrificado y la consolidación de dos poderosas élites políticas son la expresión institucional de los efectos excluyentes, oligárquicos y de desafección, que provoca el sistema binominal.