Victorio Taccetti
La democracia que se instaló con éxito hace dos décadas en América Latina aún tiene muchos obstáculos por vencer. Uno de ellos es el actual divorcio entre la ciudadanía y el gobierno. En este artículo se analiza este desafío y se plantea una clara distinción entre la conducción política del Estado y la tarea profesional de la administración pública, como elemento indispensable para lograr una institucionalidad transparente y eficaz en pos del fortalecimiento del sentir democrático de la sociedad y la consolidación de una democracia más operativa.