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La enunciación tiene lugar cuando una persona habla, pero cuando entran en la escena las nuevas tecnologías comienza el dilema. El punto de arranque del presente artículo es la declaración que está debajo de esto: no hay meramente un significado de representación, pero hay un esfuerzo por reemplazar algunos a través de otros. Esto da una idea del problema de discurso y autoría y también se refiere al problema del idioma. Pero aquí no se está tratando con el uso aislado de nuevas tecnologías, sino la influencia que éstas ejercen en las relaciones con el idioma de aquéllos, incluido el mercado; éstos también crean distorsiones de lo que nosotros podríamos llamar el punto de vista del discurso multinacional. En otras palabras, el discurso legal e institucionalizado que gobierna el mundo se ha derrumbado y ha cambiado; por ejemplo, el concepto de paternidad literaria. La �aldea global� ha llegado, y con ella se cuestiona la relación entre los libros electrónicos y los libros impresos. Nosotros debemos preguntarnos lo que nuestra ética de la comunicación haría en el conflicto entre los mensajes. Nosotros podemos, por ejemplo, insistir que trajeran cosas distantes, sin significar eso que negamos lo que nos rodea, destruyendo el ser de nuestro ser. Dos opciones llevan al riesgo, nada metafórico: aislamiento y globalización.
Enunciation takes place when a person speaks, but where they are speaking from would seem to be crucial when the new technologies are called into question. The starting point of the present article is the statement that underlies this: there is not merely one means of representation, but there is an attempt to replace some by others. This paper gives an outline, an idea of the problem of discourse and authorship and also refers to the problem of language. For here were are not dealing with the isolated use of new technologies, but rather the influence these exert on the relationships with the language of those included in the market; these also create distortions from what we might call the multinational transdiscursive point of view. In other words, the legal and institutionalized system governing the world of discourse has collapsed, changing, for example, the concept of authorship. The �global village� has arrived, and with it questions about the relationship between printed books and e-books. If nothing else, we must ask ourselves what our communicational ethics will be as interested parties in the conflict between messages. We can, for instance, insist that Bringing distant things close to us should not and must not mean denying what surrounds us and destroying the essence of our being. Two options lead to the risk of metaphoric nothingness: isolation and globalization.
