La industria de los videojuegos se encuentra en amplia expansión, ha trascendido el área de la diversión propiamente dicha para abordar el campo educativo/formativo en forma explícita. El objetivo de este trabajo es destacar la capacidad que tienen los videojuegos para potenciar el aprendizaje debido a su capacidad inmersita. La inmersión implica involucrar emocionalmente al videojugador en la situación de juego. Esta implicación de los aspectos emocionales son determinantes para el aprendizaje y hay razones neurofisiológicas que respaldan estos hechos explicados mediante el modelo de Cerebro Triuno. Los resultados de esta investigación analítica-documental confirman el papel de las emociones para estimular el aprendizaje y como este es potenciado por las características emocionales de los videojuegos.