Reflexionar sobre el hecho de leer, sobre su proceso, su magia y su misterio, es, a su vez, una apelación directa a nuestra propia identidad. Somos lo que leemos al tiempo que leemos lo que somos. Más que nunca nuestra capacidad de independencia, la formación de nuestra libertad, el cultivo de nuestro propio criterio necesita de modo más imperioso la lectura. Porque sólo ella es capaz de construir el puente que lleva de la información al conocimiento. La lectura requiere de una inserción específica en el proyecto educativo de cada centro, en la planificación curricular. Es necesario impulsar las bibliotecas escolares para lograr que definitivamente la lectura encuentre el recinto que le pertenece y que requiere para su seguro desarrollo.