Tratamos en este artículo de hacer algunas observaciones sobre cómo se construye la vejez, si es el propio viejo el que la elabora o es la sociedad quien se la da ya hecha. Nos mostramos claramente partidarios de que cada viejo tenga la vejez que le marquen su biografía, su voluntad y sus circunstancias, pero creemos que la sociedad impone modelos de vejez restrictivos. Consideramos dos de estos modelos, el que toma la vejez como pura decadencia trazando un sombrío retrato de ella y el que la describe acentuando sus aspectos benéficos, dibujando, en ocasiones, cuadros idealizados de la vejez. Exponiendo algunos textos clásicos sobre ambos modelos, les criticamos por considerar ideológica su elaboración