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, Miguel Ángel Martínez Rodríguez
En este artículo se intenta, en primer lugar, una sucinta aproximación a lo que son las directrices básicas de la Ley 24/2003, de 10 de julio, de la Viña y del Vino, que viene a sustituir a la obsoleta y derogada de facto desde hace mucho tiempo Ley 25/1970, de 2 de diciembre, del Estatuto de la Viña, del Vino y de los Alcoholes, y que trastoca profundamente el sistema tuitivo de la calidad de los vinos, vertebrado antes exclusivamente en torno a las Denominaciones de Origen. En segundo lugar, un somero análisis de las repercusiones que la nueva ley vitivinícola puede tener sobre esas otras normas jurídicas que son los reglamentos de las denominaciones de origen actualmente en vigor. Y, en tercer lugar, unos comentarios críticos de urgencia de la nueva disposición legal.
