Carlos Alonso Peña
La sociedad actual, inmersa en una era de transformación digital sin precedentes, ha visto emerger al dato como un activo de valor incalculable. Su capacidad para generar conocimiento, impulsar la innovación y reconfigurar nuestras economías y sociedades es innegable, lo que nos obliga a repensar las tradicionales nociones sobre la protección de la privacidad y buscar un equilibrio entre la salvaguarda de los derechos individuales y la promoción de su potencial transformador.