Xavier Pallarés López
Del mismo modo que ocurrió en la crisis del año 2008, cuando se planteó la necesidad de que la economía española se transformara hacia un modelo más productivo y competitivo acorde a la globalización, la pandemia ha incidido en muchos aspectos. En los últimos meses hemos visto cómo las compañías desplegaban las velas de la sostenibilidad, la digitalización o la diversidad y la inclusión, sabedoras de que el mercado laboral tiene que afrontar un reto que, aunque se veía venir, nos «pilló» a todos por sorpresa. Este artículo pretende hacer una breve reflexión de los efectos prácticos que ha tenido, hasta la fecha, la Ley 10/2021 tras su primer año de vigencia, que no deja de ser una clara manifestación de los cambios futuros que se avecina a medio plazo en los modelos de organización del trabajo.