Del mismo modo que ocurrió en la crisis del año 2008, cuando se planteó la necesidad de que la economía española se transformara hacia un modelo más productivo y competitivo acorde a la globalización, la pandemia ha incidido en muchos aspectos. En los últimos meses hemos visto cómo las compañías desplegaban las velas de la sostenibilidad, la digitalización o la diversidad y la inclusión, sabedoras de que el mercado laboral tiene que afrontar un reto que, aunque se veía venir, nos «pilló» a todos por sorpresa. Este artículo pretende hacer una breve reflexión de los efectos prácticos que ha tenido, hasta la fecha, la Ley 10/2021 tras su primer año de vigencia, que no deja de ser una clara manifestación de los cambios futuros que se avecina a medio plazo en los modelos de organización del trabajo.