Para el lunes, una redacción sobre lo sucedido en el fin de semana, dijo, proclamó con autoridad doña Purita, mientras lo escribía en la pizarra en letra redondilla para que a nadie se le olvidara, lo copiaran en sus cuadernos y el lunes nadie se llamara a engaño ni tuviera excusas para no entregarlo. «Y que nadie se olvide», subrayó.