Después de pasar muchos años en la cárcel como consecuencia de la lucha contra la tiranía y la opresión, Nelson Mandela se mantuvo fiel a su espíritu y a sus principios, ayudado por su creencia en la capacidad innata de los hombres de progresar, desarrollar y mantener la disposición positiva hacia el cambio. Para él, "La educación es el arma más poderosa que se puede usar para cambiar el mundo".