María del Mar García de los Salmones
En entornos competitivos los activos intangibles adquieren gran importancia. La imagen de la empresa, entendida como representación mental que influye en los comportamientos, debe ser convenientemente dirigida desde el interior a partir de dos elementos clave, la identidad y la comunicación. La importancia de esta variable se ha dejado sentir particularmente en el sector de las telecomunicaciones. A este respecto, los operadores de comunicaciones móviles no han sido ajenos a los cambios del entorno y han abandonado su orientación a la tecnología para instaurar nuevos valores, en los que prima el acercamiento al cliente y el establecimiento de relaciones, basadas en la confianza y en una buena imagen.