Aunque la estimación de la demanda de los bienes públicos convencionales no es inmediata, la existencia de una relación bien definida entre los gastos y las cantidades ofrecidas facilita, en buena medida, su obtención. Sin embargo, cuando nos hallamos ante un bien o servicio ambiental, toda la información que se tiene para estimar la función de demanda hace referencia, en el mejor de los casos, a los cambios que se producen en el consumo de determinados bienes privados ante las variaciones de cantidad y calidad de estos bienes y servicios ambientales. El reto es, pues, restablecer la función subyacente de los bienes y servicios ambientales a partir de la observación indirecta del mercado. Alternativamente, se pueden construir mercados hipotéticos o artificiales para explicitar los precios implícitos o el valor que los individuos asignan a los bienes ambientales.
El propósito de este trabajo es, pues, analizar los fundamentos teóricos que se esconden detrás de la más antigua de las metodologías de valoración indirecta: El métodos del coste de viaje.