Arrondissement de Bordeaux, Francia
Este artículo examina las diversas dimensiones de la educación inclusiva y dilucida los retos éticos y profesionales que plantea en el contexto de los actuales discursos ideológicos en torno a la educación. Presenta una definición crítica de la educación inclusiva y examina la manera en que este enfoque, respaldado por organizaciones internacionales como la Unesco, está transformando las prácticas pedagógicas y las interacciones de los implicados en los sistemas educativos. Hacen hincapié en la necesidad de que todas las partes interesadas desempeñen un papel activo en las relaciones educativas como parte de la transición de los sistemas escolares y educativos hacia modelos más abiertos a la diversidad. El enfoque inclusivo no se limita a la integración física, sino que pretende transformar los sistemas educativos de manera fundamental, garantizando la participación y equitativa de todos, independientemente de su origen cultural, socioeconómico o de su discapacidad.Para contextualizar el debate, el artículo ofrece una breve visión histórica de la evolución de los enfoques integradores en la educación. También se identifican y analizan los persistentes malentendidos que rodean al concepto de inclusividad y sus efectos deletéreos en la aplicación de prácticas verdaderamente justas. A continuación, el texto analiza la importancia de la relación entre los gestores educativos, los profesores y los alumnos, y su influencia en la percepción de pertenencia, la prestación de apoyo y, de forma más general, la creación de un clima inclusivo. A continuación, el texto examina las condiciones y las implicaciones éticas asociadas al objetivo de justicia social y a la ética del cuidado, abordando retos como el reduccionismo tecno-pedagógico o neurocientífico y el mal uso de las tecnologías digitales y nuevas.El aspecto innovador de este trabajo es su enfoque transformador y humanista de la educación, centrado en la diversidad y que requiere la colaboración entre educadores, responsables políticos y comunidades multi categoría. Este enfoque se basa en el reconocimiento de la singularidad de cada individuo y en la construcción de una ciudadanía activa y responsable, así como en la participación democrática del mayor número posible de personas. Las principales conclusiones indican que las prácticas inclusivas tienen un efecto beneficioso en el compromiso y el bienestar de los alumnos. Estas pruebas demuestran el potencial de tales métodos para fomentar entornos educativos más equitativos y eficaces.
This article examines the multifaceted dimensions of inclusive education, elucidating the ethical and professional challenges it presents in the context of the ongoing ideological discourses surrounding educational matters. It presents a critical definition of inclusive education and examines the manner in which this approach, endorsed by international organisations such as UNESCO, is redefining pedagogical practices and the interactions between those involved in the systems. It emphasises the necessity for all stakeholders to play an active role in educational relations as part of the essential transitions in school and education systems towards models that are more open to diversity. The inclusive approach is not merely a matter of physical integration; rather, it seeks to transform education systems in a fundamental manner, ensuring the active and equitable participation of all, irrespective of cultural or socio-economic background or disability.In order to contextualise the discussion, the article provides a brief historical overview of the evolution of inclusive approaches in education. It also identifies and analyses the persistent misunderstandings surrounding the concept of inclusiveness, and their deleterious effects on the implementation of truly fair practices. This text then proceeds to analyse the significance of the educational managers-teachers-learners relationship and its influence on the perception of belonging, the provision of support and, more generally, the creation of an inclusive climate. The text goes on to examine the conditions and ethical implications associated with the goal of social justice and the ethic of care, addressing challenges such as techno-pedagogical or neuroscientific reductionism and the misuse of digital and new technologies.The innovative aspect of this work is its transformative and humanist approach to education, which is centred on diversity and requires collaboration between educators, decision-makers, and multi-category communities. This approach is based on the recognition of each individual's uniqueness and the construction of active and responsible citizenship and democratic participation of as many people as possible. The principal findings indicate that inclusive practices have a beneficial effect on student engagement and well-being. This evidence demonstrates the potential of such methods to foster more equitable and effective educational environments.