Mientras las políticas de inclusión formal han logrado integrar con éxito a diversos estudiantes en aulas regulares, muchos alumnos con necesidades especiales siguen experimentando aislamiento social a pesar de su presencia física. Este artículo teórico introduce y desarrolla el concepto de "inclusión relacional" como un marco para ir más allá de la inclusión formal, abordando la calidad e intencionalidad de las interacciones entre pares en entornos educativos. Basándose en la teoría de la pedagogía relacional y en investigaciones empíricas sobre inclusión social, el artículo sostiene que la inclusión significativa requiere una atención explícita a las dinámicas relacionales de los entornos educativos. El texto propone un marco conceptual compuesto por tres componentes clave: relacionalidad diferenciada, diseño relacional consciente y desarrollo relacional mediado. Estos componentes interactúan dentro de los dos ejes de las relaciones educativas: el bienestar y el crecimiento. A través del análisis de los desafíos de implementación, que incluyen la tensión entre las dinámicas naturales entre pares y las intervenciones organizadas, la complejidad de las competencias relacionales y la naturaleza a menudo inconsciente de las habilidades sociales, se proponen estrategias prácticas para fomentar una inclusión relacional genuina. Estas estrategias incluyen hacer explícitas las reglas relacionales, considerar cuidadosamente el impacto de las actividades en las relaciones entre pares y reconocer la naturaleza única de las relaciones educativas. El artículo concluye delineando las implicaciones para el desarrollo profesional docente, la práctica en el aula y las políticas educativas, además de identificar direcciones clave para futuras investigaciones. Este trabajo contribuye a la teoría de la inclusión proporcionando un enfoque estructurado para comprender y abordar las dimensiones sociales de la educación inclusiva, avanzando más allá de la integración física para fomentar conexiones significativas entre todos los estudiantes.
While formal inclusion policies have successfully integrated diverse learners into mainstream classrooms, many students with special needs continue to experience social isolation despite their physical presence. This theoretical paper introduces and develops the concept of "relational inclusion" as a framework for moving beyond formal inclusion to address the quality and intentionality of peer interactions in educational settings. Drawing on relational pedagogy theory and empirical work on social inclusion, this paper argues that meaningful inclusion requires explicit attention to the relational dynamics of educational environments. The paper develops a conceptual framework comprising three key components: differentiated relationality, conscious relational design, and mediated relational development. These components interact within the dual axes of educational relations: well-being and growth. Through analysis of implementation challenges, including the tension between natural peer dynamics and organized interventions, the complexity of relational competencies, and the often-unconscious nature of social skills, I propose practical strategies for fostering genuine relational inclusion. These strategies include making relational rules explicit, carefully considering the impact of activities on peer relations, and recognizing the unique nature of educational relationships. The paper concludes by outlining implications for teacher professional development, classroom practice, and educational policy, while identifying critical directions for future research. This work contributes to inclusion theory by providing a structured approach to understanding and addressing the social dimensions of inclusive education, moving beyond physical integration to foster meaningful connections among all students.