Hackeo histórico el de Coors Light para conseguir ligar sin coste alguno el nombre de su marca al del mejor jugador de béisbol de todos los tiempos, multiplicar ventas y abrirse mercado en Japón, donde nunca habían vendido su producto. Todo empezó con un incidente fortuito durante un partido. La rapidez para convertir una pequeña desgracia en una gran oportunidad es lo que da envidia al director de Jellyfish, Alberto de Santos.