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, José Manuel Cortés Martín (dir. tes.) , Ana I. Planet Contreras (secret.) , Azzedine Rakkah (voc.) El periodo de tiempo comprendido entre los años 2005 y 2010 es de gran interés desde el punto de vista de las relaciones UE-Marruecos. Por una parte 2005 es un año crucial para el Espacio Mediterráneo ya que supone una coyuntura crítica (critical juncture) en el modelo de relación pre-existente . El motivo principal de esto es que el marco tradicional de relaciones, es decir, la Asociación Euro mediterránea, parece haber entrado en crisis coincidiendo con su décimo aniversario . De forma paralela surge un nuevo marco de relaciones que comparten los países del sur del mediterráneo con los de Europa oriental (la Política Europea de Vecindad). Este nuevo marco está basado en una lógica distinta a la del marco de referencia anterior en la medida que a través de una condicionalidad positiva ofrece mayores ventajas a los países que progresen adecuadamente en los compromisos comunes establecidos en los planes de acción. Los resultados de este enfoque, fueron, sin embargo puestos en cuestión en 2011 con la explosión de las primaveras árabes que provocaron el derrocamiento de los presidentes de Túnez y Egipto, países con los que la Unión Europea negociaba la concesión de Estatutos Avanzados, similares al concedido a Marruecos en 2008, en reconocimiento a los avances realizados en el ámbito de las reformas económicas y políticas. Algunos autores como Kausch (2008b) o Gillespie (2005) consideran que durante este periodo Marruecos ha conseguido establecer una relación con la UE privilegiada. En este trabajo examinamos en qué medida podemos calificar como privilegiada esta relación, a partir del estudio de las dinámicas en la construcción de intereses de la UE hacia el mediterráneo que han podido facilitar el desarrollo de esta posible relación privilegiada. El objetivo de este estudio es por tanto analizar el proceso de toma de decisiones euromediterráneo. Nos centraremos en los elementos políticos y estratégicos de dicho proceso, que agruparemos en dos grandes bloques: promoción de la democracia y los derechos humanos de una parte, y seguridad y migraciones de otra. Prestaremos especial atención al papel de los actores políticos europeos en este proceso y, especialmente, a las estrategias políticas de Marruecos para maximizar su capacidad de influencia en los procesos decisionales. Entre los principales resultados que encontramos destaca el hecho de que efectivamente Marruecos tiene una relación privilegiada con la UE. Además vemos como, en este tipo de relación, han primado los elementos estratégicos de seguridad y control de fronteras respecto a los cuestionables avances en democracia y derechos humanos declarados reiteradamente por la UE.
