En pleno corazón del Pirineo aragonés, adherido en parte al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y conducido por las azuladas aguas del río Ara, el valle de Bujaruelo despliega 20 kilómetros de belleza; de bosques que reúnen a las hayas con los abetos y los pinos negros; de praderías de montaña; de gargantas y de huellas de un pasado en el que este valle era ruta de unión entre Francia y España.