A pesar de los recientes avances biotecnológicos y biogenéticos, la donación de sangre, órganos y tejidos sigue dependiendo fundamentalmente de actores (donantes) ajenos al sistema biomédico. El acceso a hemoderivados (en el caso concreto de la transfusión) se hace a través de un proceso de desacralización de la sangre. La disposición hay que enmarcarla dentro de un proceso de civilización de la experiencia corporal. En el análisis de la disposición a donar, el desarrollo de la actitud altruista está presente en la tradición cultural católica a través de la vigencia del binomio cuerpo/alma, en absoluta concordancia con la práctica biomédica.