El objeto de este artículo es mostrar las potencialidades de la economía social, como forma de organización productiva, en la nueva fase de desarrollo de la sociedad capitalista, y presentar algunos criterios de evaluación de las formas de producción más acordes con los nuevos retos que se plantean. Partiendo de tales criterios, inclusión hecha del de eficiencia, y aplicándolos a distintos modelos de gestión en campos de creciente importancia social, se infieren conclusiones que teóricamente avalan las ventajas de la economía social respecto a las empresas capitalistas y el sector público. Pero el salto de la teoría a la práctica no está exento de problemas y riesgos de degeneración en un ambiente cultural que no le es propicio. La exposición de tales problemas y riesgos y de las fuerzas que pueden ayudar a sortearlos, constituye otra parte de la reflexión.