Martin Hart-Landsberg
En enero del presente año, un discurso del dirigente norcoreano Kim Jong-un suscitó una fuerte inquietud en las cancillerías occidentales. Al anunciar una ruptura estratégica, Pionyang parecía amenazar a su vecino del sur. Como tan a menudo sucede, los análisis dominantes de la situación olvidaron tomar en consideración las responsabilidades de otros actores en el conflicto.