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El Trabajo Social, al caracterizarse históricamente, como la profesión encargada de atender a los grupos sociales excluidos de los beneficios del desarrollo, ha buscado actualizar la vigencia de los derechos humanos de todas las personas integrantes de los diversos grupos sociales, promoviendo la planificación y puesta en marcha de acciones orientadas a superar problemáticas sociales, incentivar a seres humanos y/o brindar asistencia a grupos disfuncionales o multi problemáticas. Al respecto, uno de los sectores sociales más perjudicados y subvalorados a lo largo de la historia es el de las mujeres, quienes han sido directamente afectadas por la desigualdad social, cultural e históricamente construida a partir de la diferencia sexual entre varones y mujeres. La intervención intencionada de Trabajadoras y Trabajadores Sociales, para mejorar el estatus y calidad de vida de las mujeres, se ha venido a concretizar a partir de planes, programas y proyectos formulados desde diferentes perspectivas que podríamos denominar como "mujeristas", es decir, se han orientado, a la promoción y avance de las mujeres, a través de acciones de desarrollo pensadas unilateralmente para mujeres, sin un correlato en intervenciones que permitan paralelamente cambios culturales y psicosociales en los varones, lo que hubiera coadyuvado al aseguramiento de la sostenibilidad de los impactos alcanzados. El presente artículo, intenta esbozar algunos ejes a partir de los cuales se pueden planificar actividades de Trabajo Social con perspectiva de género, partiendo de lo que consideramos requerimientos impostergables para implementar prácticas de gestión del desarrollo con perspectiva de género. Como puede deducirse a través del título y la lectura misma del presente trabajo, se pone especial énfasis en lo que denominamos la incorporación de los varones en el género y el desarrollo, como requisito impostergable para lograr un enfoque teórico práctico integral de apoyo a los esfuerzos por trocar realidades sociales hacia la equidad de género e igualdad de oportunidades entre mujeres y varones.
Social Work, when characterized historically as the profession in charge of taking care of the social groups excluded from the benefits of development, has tried to update the use of human rights of all the people who belong to the various social groups, promoting the planning, and the beginning of actions oriented to overcome social problems, to stimulate human beings and/or to offer assistance to dysfunctional or multi-problematic groups. As matter of fact, one of the most harmed and underestimated social sectors throughout history is one of the women, who have been directly affected by the cultural and social inequality derived from the sexual difference between men and women. The deliberate intervention of male and female social workers, in order to improve the status and quality of life of women, has come from plans, programs and projects formulated from the different perspective that we could denominate as "womanized", that is to say, they have been oriented, to the promotion and advance of women, through courses of action meant only for women, without a correlation in intervention that might, paralleled, make possible social and psycho-cultural changes in the men, which have helped to the securing of the sustainability of the reached impacts. The present article tries to outline some axes from which interventions of Social Work with gender perspective can be planned, starting off by those which we consider essential requirements to introduce applications of developmental management with gender perspectives. As it can be deduced through the title and the very reading of the present work, special emphasis is made on what we called the incorporation of men in the gender and the developmental, as vital requirement to manage practical integrated theoretical approach in support to the efforts to trade social realities towards the fairness of gender and equality of opportunities between women and men.
