El transporte marítimo se ha visto perturbado en las aguas estratégicas del mar Rojo a consecuencia de los ataques de los hutíes a las embarcaciones que transitaban por el estrecho de Bab el-Mandeb y enfilaban el canal de Suez, provocando una alteración de las rutas de dichos buques. Tales circunstancias provocaron la determinación de desviar los barcos por el cabo de Buena Esperanza, alargando las rutas, aumentando los días de navegación, generando una modificación de las cadenas globales de suministro, alzando los fletes, incrementando los costes de explotación y elevando los niveles de contaminación. Las consecuencias económicas todavía no se pueden calcular con exactitud en la medida que el conflicto continúa latente. Ahora bien, los impactos son amplios y se traducen en fuertes disrupciones en lo que atañe a las cancelaciones de itinerarios, suspensión de escalas, reducción de los índices de confiabilidad y recargos en las primas de seguros. El trabajo analiza dichos acontecimientos y evalúa los efectos que ello supone, enfatizando la oportunidad para los nuevos puertos complementarios y sustitutos.