Tarragona, España
La contratación estratégica ambiental se encuentra estancada por unos criterios legales y prácticos que no proporcionan suficientes alicientes para su uso. Desde la óptica legal, es posible sustituir su consecución por aspectos sociales, por un lado, y existen muchas trabas jurídicas a su incorporación, por otro. Desde la óptica práctica, aunque existen mecanismos como las listas o los estudios preliminares de mercado, se demuestran ineficaces para el cometido para el que han sido creados. Si desea revertirse esta situación será necesario actualizar el modelo actual y evolucionar hacia un sistema más inteligente de compra pública verde que permita a los funcionarios adoptar decisiones informadas de manera rápida y eficaz. Para ello se sugiere el uso de tecnologías de inteligencia artificial como herramientas meramente asistenciales en la elaboración de pliegos que rigen los procedimientos de contratación pública. Esta nueva tecnología tiene un potencial de actuación sorprendente, siendo que sus versiones en abierto, es decir, que pueden ser utilizadas por toda Administración en cualquier momento, pueden llegar realizar recomendaciones que alcanzan hasta un ~43% de eficacia. Esta base puede suponer un aliciente para la incorporación y expansión de su uso en un futuro a corto plazo.
Environmental strategic procurement is hindered by legal and practical criteria that do not provide sufficient incentives for its utilization. From a legal perspective, its achievement can be substituted for social aspects and there are numerous legal obstacles to its incorporation. From a practical standpoint, although mechanisms such as lists or preliminary market studies exist, they prove ineffective for the purpose for which they were created, according to the data. To reverse this situation, it will be necessary to update the current model and evolve towards a more intelligent system of green public procurement that enables officials to make informed decisions quickly and effectively. To achieve this, the use of artificial intelligence technologies is suggested as mere supportive tools in the drafting of specifications governing public procurement procedures. This new technology has a surprising potential for action, as its open-source versions, meaning those that can be used by any administration at any time, can provide recommendations that are up to ~43% effectiveness. This foundation may serve as an incentive for the incorporation and expansion of its use in the short-term future.