Javier Numan Caballero Merlo
El problema se desarrolla dentro del capitalismo contemporáneo, con su historia y estructuras sociales, frente a la diseminación pandémica del COVID-19. Queriendo evadir el espejo de dar por hecho lo que hay que discutir, en lugar de encauzar nuestra conducta profesional en el monólogo pandémico, se plantea el objetivo de cómo la biopolítica aprovecha este acontecimiento utilizando el saber-poder médico, para expandir y profundizar sus efectos de gobierno como conducción de conductas, más allá de sus límites de lo estrictamente sanitario. Combinando el despliegue de estrategias y dispositivos desde la bio y anátomo política, instalándolas bajo la piel y generando la sujección y subjetivación a través del psicopoder del sujeto, ahora sujetado a sí mismo. Entrando en el tema de la defensa y garantías de las libertades en plural, vinculando los conceptos con el ejercicio de la ciudadanía (restringida/amplia) y el empoderamiento socio-cívico, el acceso a la educación y la cultura, en medio de una avalancha de medidas restrictivas que invaden, se infiltran y arrinconan derechos fundamentales, la protección y garantías sociales. Estos, como expresión de las libertades alcanzadas a través de conquistas históricas.Los principales hallazgos son que: según los datos y evolución de la pandemia las medidas restrictivas son desproporcionales, habiendo otro tipo de estrategias igualmente basadas en el saber médico, pero garantistas, y con un enfoque integral; que las medidas son asimétricas respecto a su impacto y efectos según las condiciones de vida de la población que se considere; que no es posible desarrollar una ciudadanía en su sentido amplio con los actuales indicadores de participación cívica y acceso a capital cultural; y, por último, que no se da la hegemonía del saber médico como verdad, sino que el gobierno lo utiliza como legitimación en la aplicación de diversos dispositivos para desarrollar la eficiencia y eficacia de la biopolítica.