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Margit Offenbächer Csenge
La juventud de hoy en día, que supone el 16% de la población mundial, es testigo de cómo los gobiernos y las instituciones tratan, cada vez más, de incluir a los jóvenes en sus programas y agendas, lo cual está produciendo un cambio sin precedentes. En este impulso de la juventud en un mundo cada vez más conectado y global, la diversidad desempeña, sin duda, un papel esencial para el desarrollo y el crecimiento de la juventud como pilar fundamental de la sociedad. Gracias a su temprana exposición a las nuevas tecnologías, los jóvenes son conscientes de esa diversidad y deben convertirla desde el principio en una herramienta básica de aprendizaje y comprensión del mundo. Esta, a su vez, les puede otorgar una serie de capacidades muy importantes a la hora de afrontar en las mejores condiciones los desafíos sociales, culturales y económicos que les aguardan. En este sentido, cabe señalar que el número de jóvenes que deciden adoptar roles de liderazgo en política, negocios, organizaciones no gubernamentales y otros sectores es cada vez mayor.
Todos ellos rompen barreras y estereotipos para hacer oír su voz y luchar por las causas en las que creen.
