La Conferencia Mundial sobre el Clima organizada en Dubái terminó con una tímida invitación a llevar a cabo una transición para “dejar atrás los combustibles fósiles” y aplicar políticas de “adaptación”. Al presentar el calentamiento global como una fatalidad a la que debemos adaptarnos, las autoridades despolitizan el debate y profetizan una gestión capitalista autoritaria de los inevitables desórdenes medioambientales.