En el pasado agosto, la tasa de variación anual del Indice de Precios de Consumo (IPC) aumentó dos décimas y se situó en el 1,8 por 100. Este aumento inflacionista se debió a la evolución alcista de los precios de los combustibles y carburantes y a la de los servicios turísticos (viajes organizados), partidas que se vieron afectadas directamente por la depreciación de la peseta frente al dólar. Por otro lado, con la última información disponible sobre los IPC's armonizados de la UE, referida al mes de julio, España ya cumple, por primera vez, con el criterio de estabilidad de precios del Tratado de Maastricht.