A mediados de 2021 los precios de la energía habían encadenado varias semanas de subida, aunque por entonces todavía no se aventuraba lo que sucedería seis meses después. El precio del gas había comenzado a aumentar, entre informaciones de reducciones del suministro procedente de Rusia debido a labores de mantenimiento y otras contingencias. Pero en febrero de 2022 Rusia invadió Ucrania y entonces la evolución de los acontecimientos cobró un nuevo sentido. Los precios del gas se dispararon, como lo hicieron los del petróleo o los del grano. Europa recuperó tasas de inflación de dos dígitos que no se veían desde la crisis de los 70. ¿Cómo el encarecimiento de una materia prima pudo contribuir a generar una crisis inflacionaria? Con la vocación de aportar algunas respuestas a esta pregunta, en este artículo se analizan los mecanismos de transmisión de un alza en los precios de la energía al resto de precios y con ello su impacto sobre el nivel general de precios y la inflación, con foco específico en las implicaciones del diseño «marginalista» de los mercados eléctricos europeos y la dependencia del gas para garantizar el suministro en la UE.