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Raúl Compés López 
Los cambios institucionales que están a punto de producirse referidos a una modificación de la Ley de Puertos, y aquellos que ya se vienen produciendo en el transporte marítimo internacional, van a seguir acentuando la concepción de los puertos como organizaciones proveedoras de servicios sometidas a un entorno de creciente competencia. Junto a este fenómeno, las empresas que realizan operaciones de comercio exterior son cada vez más conscientes de la importancia que los servicios logísticos tienen en la competitividad de sus productos. Todo ello conduce a un interés creciente por mejorar la calidad de los servicios portuarios. Es ésta una cuestión compleja, debido a que existen servicios públicos y privados, y sus proveedores son tanto organismos públicos como numerosas y heterogéneas empresas privadas. Desde el punto de vista de la teoría económica, se trata de un problema de información asimétrica, que exige para su resolución la creación de señales e incentivos. De las alternativas existentes en la práctica, ninguna ha demostrado hasta la fecha capacidad para producir mejoras globales en las características de los servicios finales, debido tanto a los límites de la certificación de los sistemas de calidad ISO 9000 como al enfoque parcial que ha guiado hasta ahora el plan de calidad del puerto de Barcelona. El proyecto de la marca de garantía en el puerto de Valencia es un instrumento novedoso que puede resolver algunos de estos problemas.
