Erika Maza Valenzuela
Este trabajo examina las organizaciones feministas del sector anticlerical de clase media y alta de la sociedad chilena del siglo XIX hasta 1930. En particular, analiza cuáles fueron las posiciones que éstas asumieron respecto a los derechos de la mujer y, especialmente, a su derecho al sufragio. Las organizaciones feministas del sector anticlerical —señala la autora— se desarrollaron más tardíamente que las católicas y tuvieron menor contacto con mujeres de los sectores populares. Estas organizaciones variaban en cuanto a la intensidad de su anticlericalismo. Algunas de sus miembras y simpatizantes eran librepensadoras o protestantes, aunque muchas eran católicas que criticaban la influencia del clero en la sociedad y en la política. La investigación muestra que durante el período estudiado, los líderes anticlericales, tanto hombres como mujeres, se opusieron a que las mujeres obtuvieran el sufragio pleno. Antes de obtener el derecho a voto, señalaban, las mujeres debían gozar de derechos civiles y tener acceso a una educación secular auspiciada por el Estado. Sin embargo, aún después de que el Código Civil había sido parcialmente modificado y que la educación secundaria secular y estatal de las mujeres había alcanzado niveles semejantes a la de los hombres a mediados de 1920, los dirigentes sociales y políticos anticlericales sólo apoyaron el voto femenino a nivel municipal. Con esto, lo que pretendían era “educar” políticamente a las mujeres sin correr el riesgo de que ellas alteraran el equilibrio electoral en beneficio del Partido Conservador en las elecciones presidenciales y parlamentarias. En efecto, señala Erika Maza, desde mediados del siglo XIX los sectores católico-conservadores habían conseguido incorporar a las mujeres —en mucho mayor grado que los anticlericales— a la educación, vida social y política, y, por ende, era probable que obtuvieran un mayor porcentaje del voto femenino