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Carlos Andrés Pérez Garzón
La Asamblea Constituyente de Colombia promulgó una constitución en 1991, cuyo texto y aplicación son considerados en todo el mundo como uno de los mejores ejemplos de constitucionalismo socioeconómico de las últimas tres décadas. A pesar del creciente interés en las causas estructurales de la desigualdad económica a nivel tanto global como interno, los estudios constitucionales colombianos aún no han ofrecido una explicación sobre el papel del diseño constitucional original para abordar la desigualdad económica. En este artículo, muestro que los redactores de la Constitución de 1991 estaban profundamente preocupados por la desigualdad económica y consideraron el problema desde varios ángulos. Sin embargo, no acordaron un plan estructural con herramientas coherentes para abordarlo y evitar que fuerzas de los poderes ejecutivo y legislativo socavaran ese propósito. Por lo tanto, el proceso constitucional colombiano ha sido sobreestimado porque, después de treinta años, las aspiraciones económicas igualitarias de la Asamblea están lejos de lograrse y Colombia sigue estando entre los países más desiguales del planeta. Por lo tanto, la experiencia constitucional colombiana proporciona una advertencia sobre cómo los acuerdos poco claros y débiles en el diseño constitucional se convierten en un obstáculo adicional para superar la desigualdad económica.
Colombia’s Constitutional Assembly enacted a constitution in 1991 whose text and application are regarded around the world as among the best examples of socioeconomic constitutionalism in the last three decades. Despite rising interest in the structural causes of economic inequality at both global and domestic levels, Colombian constitutional scholarship has not yet offered an account of the role of the original constitutional design in addressing economic inequality. In this article, I show that the drafters of the Constitution of 1991 were deeply concerned with economic inequality and considered the problem from several angles. However, they did not agree on a structural plan with coherent tools to address it and prevent forces in the executive and legislative branches from undermining that purpose. Therefore, the Colombian constitution-making process has been overestimated because, after thirty years, the Assembly’s economic egalitarian aspirations are far from being achieved, and Colombia is still among the most unequal countries on earth. Thus, the Colombian constitution-making experience provides a warning about how unclear and weak agreements in constitutional design can become an additional obstacle to overcoming economic inequality.
