David Ordóñez Solís
La adopción del Código de conducta de los jueces del Tribunal Supremo de los Estados Unidos de América constituye un hito en el ejercicio de control, o autocontrol, del poder judicial. Cierra y completa la previsión de la Constitución americana de 1787 de que los jueces se mantengan en el cargo mientras observen un buen comportamiento y responde a las críticas, fundadas de denuncias periodísticas y de presión por el Senado, de comportamientos poco éticos, del más alto Tribunal estadounidense. El nuevo Código constituye una asunción del Código aplicable desde 1973 a los demás jueces estadounidenses con algunas importantes adaptaciones. Desde la perspectiva comparada, el nuevo Código supone un espaldarazo a la generalización de este tipo de códigos judiciales como el aplicado a los jueces españoles cuyos Principios de Ética Judicial (2016) se inscriben en el marco de los Principios de Bangalore de conducta judicial (2002) y en el Código Iberoamericano de Ética Judicial (2006).